Intorno a Rapsodia satanica (IV)

GIUGNO 1914

La compagnia Piperno Borelli Gandusio inizia la sua tournée americana in Buenos Aires, Argentina.

“Un giornale cinematografico di Napoli aveva bandito un referendum sulla più bella attrice cinematografica italiana. E’ riuscita vincitrice la Bertini, con 759 voti; la Borelli ne ha raccolto 757.”
(La scena di prosa, 27 giugno 1914)

28 giugno 1914, attentato di Sarajevo.

Mascagni da le ultime disposizione per l'Aida allo Stadio Nazionale di Roma
Mascagni da le ultime disposizione per l’Aida allo Stadio Nazionale di Roma

LUGLIO 1914

Aida alla Stadio Nazionale di Roma
L’iniziativa coraggiosa dell’impresa Vaccari e del maestro Mascagni è stata coronata dal maggiore successo. (…) Il maestro Mascagni fu certamente il trionfatore della rappresentazione genialissima. La sua bacchetta direttoriale fu l’anima della divina armonia, del concertato imponente, seppe guidare e suggerire ogni sottigliezza, ogni particolare, e l’inno sonoro si alternò sapientemente con la tenue, dolce e squisita melodia verdiana.
Virgilio Favara (Il teatro illustrato 15-31 luglio 1914)

28 luglio 1914, dichiarazione di guerra dell’Austria alla Serbia. Inizio della Prima guerra mondiale.

AGOSTO 1914

Il mensile La Lettura pubblica l’articolo Attori che non parlano firmato da Nino Oxilia.

Echi dei successi della Borelli-Piperno-Gandusio
Ci giungono da Buenos Aires fasci di giornali. Qualcuno ci porta anche notizie delle dimostrazioni di schietta simpatia, per Lyda Borelli, alla sua partenza da Montevideo, dove è attesa ancora con desiderio, in Ottobre. L’attrice leggiadra e valorosa, che sa propiziarsi sempre la stampa, partendo, ha diretto a ciascuno dei cronisti teatrali — niuno ommesso — della stampa quotidiana di Montevideo, una parola di viva gratitudine. E ciò, naturalmente, ha fatto tanto piacere a quei colleghi. A qualcuno di essi, anzi, Lyda Borelli ha dato incarico di dire al pubblico che se l’avevano udita nel repertorio, diremo, commerciale della compagnia, l’avrebbero riudita, al suo ritorno, in un repertorio d’arte, in alcune delle sue parti. Figurarsi, come e quanto, tale promessa, abbia aguzzato il desiderio del pubblico di Montevideo, di riudire Lyda Borelli.

Il quale pubblico, all’ultima recita, volle rinnovare, per l’attrice, il trattamento di cortesia fattole, sere prima, per la serata di lei, accompagnandola tra grida di evviva all’albergo.
Tra i giornali, ricevuti, uno di Buenos-Aires che annunzia, per la sera, la recita della Cioccolataia, ha un fervorino che, diremo di scusa, al pubblico, e aggiunge queste testuali parole: en las otras noches de abono de esta semana, se darán obras de inmaculada blancura.

La compagnia, all’ Odeon, andò in iscena con Le Marionette, in cui la Borelli piacque molto; ma essa piacque ancora di più ne La marcia nuziale, el primer trionfo completo y decisivo, come dice La Gaceta di Buenos-Aires. E mentre l’attrice, elegantissima e brava, trionfa laggiù, il suo capocomico del venturo triennio, diffonde in Italia, tra i giornali e i teatri, un elegante paspartout con la riproduzione a colori del bel ritratto fatto due anni or sono a Lyda Borelli da uno dei nostri più geniali ritrattisti.
Eugenio Brizzi sa bene mettere in valore il suo grande acquisto.
(La scena di prosa, 7 agosto 1914)

Lyda Borelli sulla copertina della rivista El Cine, 7 novembre 1914
Lyda Borelli sulla copertina della rivista El Cine, 7 novembre 1914

NOVEMBRE 1914

Lyda Borelli se confiesa con El Cine
La escena y la cinta: La rapsodia de Mascagni : ¡Qué hable! : Desde Max a los de España… Benavente el Favorito : ¿Quién será él? : A Spezia : Los soldados del Kaiser : Un himno emocionante en alta mar…

Se abre una puerta, y aparece una hermosa mujer, con la sonrisa en la flor de sus labios. Es alta sin exageración, de andar reposado, y con ademan suelto. Sobre el nácar de su carne brillan con reflejos de oro las hebras de su cabello. La reja de sus pestañas encierra el misterio de los ojos; enigmáticos ojos que deben saber mirar con amor en trances de ternura y rencorosos, como los del tigre en acecho, cuando la trágica hora de la venganza lo requiere.
Así es lu mujer que se adelanta tendiéndome amigablemente la mano; así es Lyda Borelli.
— Perdone si le he hecho esperar,—me dice en correctisimo castellano.
— He nacido, como quien dice, en las tablas, pues toda mi familia forma una pléyade de artistas. El mio padre Napoleone, fue un gran actor dramático… El cinematógrafo en mí, es transitorio. A mi arte, el de la dramática, le tengo mucho amor para abandonarle; se pueden armonizar.
— ¿Cómo fue el dedicarse a la película?
— Primeramente, porque en el cinematógrafo hay un campo sin trillar que es el del verdadero arte. El público está cansado de tanto argumento policiaco. Esa serie de films en que intervienen ladrones de levita; en cuyo transcurso se inculcan y enseñan lecciones de pillería, tienen un sabor insano. ¿Por qué? Yo soy partidaria del drama humano, del que sea posible en la vida… Hasta ahora llevo hechas cinco películas.
— ¿Qué película hizo primero?
Pero mi amor no muere. Y a continuación: El recuerdo del otro y La mujer desnuda.
— ¿Y en la actualidad?
— La última que he creado es la titulada Rapsodia satánica.
— ¿Tardará mucho en proyectarse?
— No le puedo decir, pero supongo que sera pronto, porque solo falta el poema musical del Maestro Mascagni.
— ¿Ha sido impresionada en América?
— No señor. En Roma.
— ¿Pues no viene usted de la Argentina?
— Si señor, de Buenos Aires; pero allí no he trabajado. Varias casas pidieron permiso a la que estoy escriturada que me consintiera actuar, y ésta, lo negó.
— Luego su labor ha sido teatral.
— Unicamente. Y no crea, vuelvo muy contenta de la tournée, Figúrese que en el teatro Urquiza de Montevideo ¡me hicieron hablar! Yo creo que esta es costumbre muy americana, porque en Uruguay me sucedió lo mismo.
— ¿Qué arte de los dos que usted cultiva, le parece mas difícil?
— Pues a decir verdad, no sé, porque a mi entender son dos artes completamente distintos. Ya ve usted Max Linder; en la película de su género, es insustituible, y en cambio en el escenario no pasa de ser una vulgaridad. Sin embargo, en la cinematografía se lucha solamente con la mímica mientras que en el teatro además de esto se necesita decir bien.
— Y esto mismo ¿no puede ser una ayuda que compense las deficiencias del gesto?
—A veces en lugar de ser ayuda, es estorbo. No lo creo. El público del cinematógrafo, que todavía se puede decir es juguete de niños, suele ser sencillo e ingenuo. En cambio en el teatro, la decoración varia. Ambos artes hablan a las colectividades y hay bastante diferencia de una a otra.
— ¿Que actores de films la parecen mejor?
— Para mi todos son buenos, pero mis simpatías se las lleva Napierkowska, Robinet, Max Dearly
(¿Y de los españoles?)
— No puedo darle mi opinion, pues si bien conozco a Rosario Pino, Thuiller, Maria Guerrero y Mendoza y tengo de ellos un alto concepto, mis profecías tal vez resultasen equivocadas hablando del cinematógrafo.
— Y de los autores españoles…
— Otra pregunta que no puedo contestar y per la misma razón. He leído algo de Benavente, pero no para formular un juicio.
— Se ve que le gusta leer, estudiar…
— Esa es mi vida, en los ratos libres mi compañero es el libro.
— ¿Y quién mejor? Yo tenia noticias de que se casaba.
— No haga caso. Son rumores que por Italia corren cada dos meses. Por ahora conténtese con saber que no tengo ningún amor. ¡Con lo que me gustaría estar enamorada!
Y al decir esto Lyda eleva sus ojos misteriosos a las alturas y junta las manos como si de sus labios brotase una oración…
— Y bien. Desde aquí ¿adonde irá?
— Pues un mes al teatro Carignano de Torino. Y después quizá descanse un poco en Spezia, mi tierra.
— ¿Le gusta viajar?
— Mucho. Siempre encuentro emociones nuevas. En el vapor que me ha traído a España, en el Regina Elena, venían unos cincuenta alemanes que marchaban a incorporarse al ejército de su nación. Al llegar a Gibraltar, otro vapor inglés abordó al nuestro e hizo prisioneros a todos los súbditos del Kaiser. Era una noche en que llovía torrencialmente. Una noche, que perdurara en mis recuerdos con la misma intimidad que el día que en Toledo visité la casa del Greco.
¡Si usted hubiese visto con que serenidad y resignación, aquellos alemanes, pasaban uno a uno por entre las bayonetas de los marinos británicos!
Desde nuestra cubierta les vimos llegar con la gorra en la mano hasta la borda del buque inglés. Y cuando ya solo distinguíamos un borrón en la superficie del barco, llegó a nuestros oídos la tonada armoniosa, mezcla de salmodia y canción bélica del himno germánico que entonaban los prisioneros. En tanto, el vapor se alejaba, se alejaba… Créame señor Villán; entonces lloré, y ahora, usted lo ve, los ojos se me humedecen, Yo, que no soy ni francesa ni alemana, desde aquel momento reniego de la guerra…
He ahí lectores un corazón de mujer; ya conocéis un alma de artista; ya conocéis a Lyda Borelli.
Se hace una posse: nuestro fotógrafo senor Olalde dispara el magnesio, y un relámpago pone punto a mi grata visita.
Delfin Villán Gil (El Cine, 7 noviembre 1914)

2 pensieri su “Intorno a Rapsodia satanica (IV)

  1. admin

    Grazie, i lettori spagnoli sono sempre benvenuti. Un saluto da Roma!
    Gracias, los lectores españoles son siempre bienvenidos. Saludos desde Roma!

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